Ser anfitriona es un lenguaje de amor visible

Hace unas semanas leí una reflexión de la escritora Leticia Sala que comenzaba con una pregunta tan simple como brillante:

“¿Cómo hacen el amor dos amigos?”

Decía que el amor romántico tiene mil formas de mostrarse: un beso, un anillo, una caricia..., pero que el cariño entre amigos se expresa de otras maneras, más sutiles, más cotidianas.

Puede que recibir a tus amigos en casa sea la forma más bonita de hacerles sentir importantes. Un acceso vip a tu intimidad.

Pensé que su máximo exponente se encontraba en la mesa. Es el lugar de la casa donde todo fluye. Alrededor de ella se coleccionan los mejores recuerdos y prepararla para entonces, debería ser un gesto con intención. Es una forma de decir "te quiero", sin decirlo.

Cada gesto, por mínimo que sea, habla de nosotros y de cómo percibimos al otro. Cómo elegimos los platos, cómo doblamos una servilleta, cómo encendemos una vela o elegimos una flor para el centro.

En un mundo que corre deprisa, preparar una mesa puede ser un gesto casi revolucionario. Una pausa. Una declaración de intenciones.